Al mejor estilo Donald Trump, autoridades argentinas anunciaron que van a construir un alambrado en una zona de la frontera con Bolivia. La iniciativa forma parte del Plan Güemes que desplegó el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich “para combatir los delitos federales en la frontera norte de Salta“.
El epicentro de la polémica está en la localidad salteña de Aguas Blancas, una ciudad del departamento de Orán que da al Río Bermejo y a la ciudad boliviana homónima. Según publicó el diario El Tribuno, el alambrado tendrá 200 metros de ancho y 2,5 de alto. La idea es que vaya desde la terminal de la localidad hasta la oficina de Migraciones para “evitar que la gente pase hacia Bolivia sin hacer migraciones”.

El interventor de Aguas Blancas, Adrián Zigarán, explicó en Nuevo Diario de Salta que “En Aguas Blancas, la oficina de migraciones está a 200 metros de la terminal del pueblo, y esto paralelo al Río, por eso, todos llegan a la terminal, saltan un pequeño muro y salen a Puerto Chalanas y cruzan a Bolivia para comprar”.
Por su parte, la directora Nacional de Vigilancia y Control de Fronteras, Virginia Cornejo argumentó que “del lado boliviano se construyeron controles estrictos, pero del lado argentino no había una delimitación clara”. Según le dijo a El Tribuno, “este alambrado es una obra destinada a delimitar la línea de frontera y garantizar el orden en una zona que había quedado abandonada“.

La preocupación boliviana
Los anuncios no tardaron en cruzar las fronteras y el país vecino se mostró preocupado por las intenciones argentinas. Tal es así que el Ministerio de Relaciones Exteriores, liderado por Celinda Sosa Lunda, emitió un comunicado oficial.
“Cualquier medida unilateral puede afectar la buena vecindad y la convivencia pacífica entre pueblos hermanos“, advirtió en la misiva. La Cancillería recordó que “los temas fronterizos deben ser tratados por medio de mecanismos de diálogo bilaterales”.

