Estudiantes debutó en la Copa Libertadores con un buen triunfo en Venezuela. Sí, no fue un gran triunfo, pero fue bueno. Una victoria importante para comenzar el certamen internacional con el pie derecho y sumando de a tres. Una victoria clave para no dejar puntos en el camino y no sufrir luego lo que le ocurrió en la edición 2024.
Los triunfos son todos iguales y todos suman tres, es cierto. Pero poniendo el partido en contexto, Carabobo no fue rival para el equipo de Eduardo Domínguez, que una vez que terminó por engranar las partes, no dio lugar a dudas.
Supo insistir cuando no encontraba los caminos y cuando Bruera, el arquero Granate, era la figura del partido. Supo tener la pelota en ventaja, generar peligro para ampliarla y cerrarse bien para no pasar ningún sobresalto defensivo, aunque el rival tampoco generó demasiado.
Con un hombre de más por la expulsión de Tortoleto, el dominio fue absoluto y cerró un partido redondo. Teniendo en cuenta el viaje y la presión del debut son tres puntos de oro para el Pincha. Pero al mismo tiempo, teniendo en cuenta la jerarquía propia y la inferioridad del rival, son tres puntos lógicos. Que no podía dejar en el camino y que no lo hizo.
Un debut como el que se esperaba. Dando la cara y comenzando con el pie derecho. Un desempeño y una victoria que ilusionan, por supuesto, pero que también dejan la puerta abierta para lo que serán compromisos más exigentes para el equipo. De momento, un buen triunfo.