Ayer por la tarde empezó un camino que será largo y difícil para Gimnasia, en el que la paciencia será fundamental. El Lobo sabe que peleará por el descenso hasta el final, y en sendero de 34 partidos cada punto puede ser decisivo.
En el debut el equipo de Darío Ortiz supo sobreponerse: arrancó abajo como visitante ante un rival que siempre le cuesta como lo es Lanús, con el que no gana desde hace 14 partidos. Por eso un punto termina siendo un resultado que puede ser positivo.
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Dio sus primeros pasos como entrenador en el Pincha, junto a Ricardo Zielinski, y tras sonar en el Lobo podría llegar al Tiburón de Mar del Plata, que se encuentra muy comprometido en la zona roja de la tabla...
El Tripero saltó a la cancha con cinco de sus seis refuerzos en la formación titular, y por momentos la falta de rodaje se notó un poco, pero también lo hizo una intensidad y una presión que serán difíciles de aguantar para sus rivales.
El punto, en un escenario de descubrimiento interior y en una cancha siempre compleja, puede ser bueno si ahora hace los deberes en casa: si logra quedarse con las tres unidades en el Bosque ante San Lorenzo logrará que tengo otro valor.
La paciencia fue quizás una de las principales virtudes del equipo, que con errores y aciertos nunca perdió el orden y terminó teniendo su premio. Sobre el final pasó algunos sofocones, pero aguantó los embates rivales y cerró un digno estreno.
Si bien lo mejor del Lobo se vio en el 0-0, luego del gol local no se desesperó, y a pesar de no poder generar tanto en ataque, supo encontrar la manera de llegar al gol con un dato adicional: lo anotó Matías García, que volvió y será importante.
Como dijo el Indio en la previa en CIELOSPORTS, sería un error ponerse a mirar desde ahora 1 como les va a los rivales, pero sin dudas muchos seguirán con atención lo que pase con Rosario Central, Newell’s, Arsenal y Central Córdoba, especialmente tras el triunfo de Patronato.
