Pablo Morant es sinónimo de trabajo, educación y sacrificio. Esas cualidades que lo llevaron a triunfar en el fútbol, desde su debut con la camiseta de Gimnasia en 1990, son los mismos que emplea en la formación de juveniles.
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Hoy el presente del Flaco está en la conducción técnica y así lo hizo en los últimos meses en México. Regresó a La Plata y da clases en la escuela de entrenadores, mientras espera su regreso al país Azteca. Pasó por FM Cielo, y en diálogo con CIELOSPORTS analizó la formación de juveniles.
Pablo Morant coordinó varios años las divisiones juveniles de Gimnasia, en un proceso que le ha dado grandes réditos al club. Ese trabajo que hizo junto al Indio Ortiz el permitió conocer en primera persona a los chicos de hoy y poder decir que de su generación a hoy: “Lo que ha cambiado mucho es el aspecto social. En nuestra infancia lo único que hacíamos desde que salía el sol era jugar al fútbol. Era la posibilidad que teníamos. Estábamos permanentemente en contacto con el deporte y con el fútbol”.
Y agregó: “hoy es difícil que los chicos tengan ese contacto, y llegan a la escuelita sin tanto conocimiento y tienen que aprenderlo ahí. Ya no se juega libremente como se jugaba antes, eso sucede hoy solo en los pueblos del interior, y por eso llegan tantos chicos desde ahí. Entre la urbanización y un cierto grado de violencia más acentuado hacen que vos a un chico de diez años no lo dejes solo ni en la plaza”.