El partido se planteó claro desde el inicio, Estudiantes con la tenencia de la pelota y Racing con orden defensivo, parado de contra para apostar a la velocidad de sus hombres de ataque y la efectividad de sus delanteros.
El Pincha nunca supo cómo generar juego, no encontró los caminos y se terminó diluyendo en los metros finales. No fue agresivo, no tuvo rebeldía para revertir la situación y casi no atacó al arco de Racing.
La visita hizo lo que quiso cada vez que lo atacó y dejó en evidencia varias falencias del equipo a la hora del retroceso y la marca de la última línea. A esto hay que sumarle, que al igual que todos sus compañeros, Agustín Silva tuvo una floja actuación y dejó expuesto al arco Pincha.
Quizás era impensada una producción así en este momento, pero lo cierto es que el Pincha sigue profundizando sus falencias, aquellas que aparecieron contra Huracán por Copa Argentina y que hoy se agravaron.
Fue una sombra desde los futbolístico pero también desde lo anímico. No su responder, otra vez volvió a carecer de rebeldía.