Imaginate esta escena: un pequeño escarabajo camina tranquilo por el bosque, cuando de repente aparece otro insecto, o hasta un sapo baboso, con ganas de convertirlo en almuerzo.
El bicho, lejos de resignarse a su destino, activa su mecanismo de defensa… ¡y se tira un pedo químico explosivo que lanza ácido hirviendo directamente a la cara del depredador! Sí, leíste bien.
No es un invento de Marvel ni un bicho de un videojuego, es un escarabajo de la vida real, y su capacidad para hacer esto desafía todo lo que creíamos posible en la naturaleza.
El escarabajo bombardero: el maestro de los pedos letales
El escarabajo bombardero (género Brachinus, aunque hay varias especies) tiene el superpoder más inesperado del reino animal: se defiende a los pedos.
Pero no cualquier pedo, sino pedos químicos que combinan dos sustancias explosivas dentro de su cuerpo para generar una reacción que dispara un chorro de líquido hirviendo a 100 °C (212 °F). En términos simples, es el equivalente biológico de comerse un guiso de porotos y convertir el resultado en un arma de destrucción masiva.
Si un sapo decide tragárselo, el escarabajo no entra en pánico. En cambio, comienza a liberar sus pedos ácidos dentro de la boca del anfibio, lo que en la mayoría de los casos lo obliga a escupirlo y salir corriendo a replantearse sus decisiones alimenticias.
Se documentaron casos de sapos que lo tragaron y lo vomitaron completamente vivo. O sea, no es por exagerar, pero este insecto podría haber cambiado el curso de la historia si alguien lo hubiera usado en una guerra.
El arte de pedorrearse con precisión quirúrgica
Lo que hace que este escarabajo sea realmente impresionante es la ingeniería de sus pedos. No es simplemente que libera un gas o un líquido y espera lo mejor. No, señor. Tiene un sistema de cámaras internas que regulan la presión y la dirección del disparo, asegurando que su pedo químico no lo afecte a él mismo, sino que golpee justo donde duele.
Para que te des una idea de lo avanzado que es su sistema de pedos defensivos, si un humano intentara replicarlo, necesitaría años de estudios en química, ingeniería y probablemente varias visitas a la sala de emergencias antes de conseguir algo parecido.
La evolución, en cambio, lo hizo perfecto en un bicho de pocos milímetros.
El poder de un buen pedo en la naturaleza
La próxima vez que alguien se ría de los pedos, recordá esto: en la naturaleza, hay un insecto que no solo se salva gracias a ellos, sino que es uno de los seres más respetados por los depredadores.
Si los humanos pudiéramos usar pedos como arma de defensa sin consecuencias sociales, el mundo sería un lugar muy distinto.
Imaginate un universo alternativo donde estos escarabajos hubieran evolucionado al tamaño de un perro. Las ciudades tendrían carteles de “Cuidado: posibles ataques de pedos ácidos”.
En las guerras, en lugar de tanques habría escuadrones de estos bichos gaseosos disparando ráfagas químicas a los enemigos. Y en los ya extintos zoológicos, la gente hubiera pagado entrada para ver cómo revientan sandías con un solo pedo, y quizás seguirían existiendo.
Por suerte para nosotros, la naturaleza decidió mantenerlos en tamaño bolsillo. Aun así, la próxima vez que veas un escarabajo y pensés en aplastarlo, tal vez quieras pensarlo dos veces… Nunca se sabe si es uno de estos bombarderos de pedos letales.

