El feriado en la ciudad de La Plata comienza a traer luz sobre el oscuro episodio que vivimos anoche los presentes en el Estadio Juan Carmelo Zerillo, víctimas de una feroz represión de la Policía Bonaerense, que de manera completamente desmedida lanzó gases lacrimógenos y balas de goma a quemarropa en un accionar que luego fue defendido por el ministro de Seguridad, Sergio Berni.
El terror comenzó alrededor de las 21:05, casi media hora antes del inicio del partido. El jefe del operativo de seguridad ordenó cerrar las puertas de acceso al estadio, de manera sistemática y sin discriminar capacidades. Quedaron afuera, por ejemplo, un grupo de 50 socios abonados con platea numerada a los que les prohibieron el ingreso. A partir de allí comenzó un desastre que duró alrededor de dos horas, se cobró al menos una víctima fatal, hirió a otra decena y estuvo a punto de convertirse en una tragedia peor.
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El jefe de Gabinete sostuvo que Milei se equivocó al nacionalizar la elección bonaerense y reconoció la jugada del gobernador, que logró consolidarse como figura central del peronismo antes de los comicios de octubre.
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Lejos de ayudar a contener la situación, las declaraciones posteriores del ministro Sergio Berni estuvieron a tono con el lamentable episodio. Ante la televisión nacional y con tono bravucón acusó una sobreventa de entradas -que en las planillas oficiales fuigura como tal- y justificó la represión policial porque “había gente intentando ingresar a la fuerza sin entradas”. Algo completamente falso: quienes nos quedamos afuera del estadio -entre ellos este periodista- éramos en su gran mayoría socios de la institución habilitados para ingresar.
También puso en duda que la policía bonaerense fuese la que cerró los portones del estadio, y sugirió que esa tarea le corresponde al club. Además de los videos en las redes sociales que desmienten tal afirmación, donde se puede ver a la policía custodiando los portones e intentando contener a los hinchas que buscaban desesperadamente salir de la cancha, se escuchó claramente al jefe del operativo dar la orden: “Alisten a éste grupo y cierren”, fue el comando en el acceso a la tribuna “del bosque”, que da a calle 60.
No obstante, la afirmación más lamentable de Berni fue que la persona fallecida lo hizo “por muete súbita por antecedentes cardíacos”, sin relación con la represión policial. Y prepoteó al periodista de TyC Sports que cuestionaba su postura. “Yo soy médico, usted periodista, escuche a los que saben”, lo increpó. En medio del dolor, su hija confirmó que no tenía antecedentes cardíacos y el hermano de la víctima reveló que luego de desvanecerse, un grupo de médicos intentó auxiliar a César Regueiro. Fue una nueva oleada de gas pimienta y balas de goma contra ellos lo que les impidió seguir practicando maniobras de reanimación que podrían haberle salvado la vida.
El titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), Eduardo Aparicio, también faltó a la verdad y contribuyó a la confusión. Con los micrófonos calientes y aún en medio de la confusión aseguró que “había cerca de 10.000 personas intentando ingresar a la cancha”, y que eso provocó desmanes. Los miles de testigos que asistimos al espectáculo deportivo podemos dar fe de que a la hora del cierre no había más de 2.000 personas en el perímetro, y mucho menos forcejeos para ingresar.
El fútbol, un talón de aquiles donde Berni demuestra incapaciadd
El resentimiento de Sergio Berni con el fútbol no es nuevo. Él mismo reconoció que el deporte no le gusta, que le trae dolores de cabeza lidiar contra las barrabravas y “el ambiente”. Sin embargo, una vez más la actuación de la Policía Bonaerense puso en peligro miles de vidas inocentes, en un accionar completamente ilegal. “Hay un protocolo para disparar balas de goma, y no cumplieron ninguno”, confirmó a INFOCIELO un abogado que asistía a algunos familiares.
No es la primera vez que los hinchas de Gimnasia deben pasar una situación desagradable. El 25 de mayo de este año, por Copa Argentina, miles de simpatizantes se acercaron hasta Caseros donde el equipo de Néstor Gorosito enfrentaba a Liniers. Aprevide había pedido suspender el partido por falta de efectivos de seguridad.
Finalmente se jugó, pero el operativo fue negligente: un solo acceso habilitado obligó a parar el partido por el sofocamiento de hinchas que pretendían ingresar, y fueron los propios futbolistas que debieron socorrer a niños y adultos apretujados por la policía. Esa misma jornada los hinchas de Racing se cruzaban con los de América de Cali por una mala organización del operativo de seguridad.
Las equívocas declaraciones del Ministro envejecieron mal. En una época donde cada persona es camarógrafa y las redes sociales permiten viralizar cualquier contenido, las imágenes captadas por los hinchas de Gimnasia no dejan lugar a dudas: ni entradas sobrevendidas ni desmanes, la Policía Bonaernse y su negligente accionar fueron los principales responsables de la tragedia. El clásico “los inadaptados de siempre” para culpar a las barrabravas ésta vez no tuvo efecto.
Es por ese motivo que rápidamente desde Casa de Gobierno quitaron de foco a los hinchas y posaron la lupa sobre la cadena de mando a cargo del operativo. Como contó INFOCIELO, sospechan que hubo un sabotaje contra el Ministro, en medio de tensiones e internas en la Policía Bonaerense. “Al sector que no le das lo que quieren, te boicotean”, apuntó una fuente del Gobierno provincial.
¿La Policía Bonaerense le soltó la mano al Ministro?
De manera oficial, el gobierno de Axel Kicillof a través de un comunicado calificó de “inadmisible” lo que vivieron los hinchas y reconoció que “es evidente que el operativo realizado no fue capaz de brindar seguridad a quienes asistieron”. Aún así, por el momento Sergio Berni no sólo sigue en su cargo, sino que además redobla apuestas: “mi renuncia está todos los días a disposición”, declaró.
¿Por qué Axel Kicillof no pide su renuncia? La pregunta se la hacen cada vez más bonaerenses, e incluso algunos funcionarios del Frente de Todos. Hasta el momento la respuesta luego de otros hechos polémicos en los que estuvo involucrado el Ministro era una cuestión de balanza: su capacidad de gestión y control de las fuerzas de seguridad pesaba más que su verborragia contra Sabina Frederic o sus cuestionables vuelos rasantes en las playas bonaerenses.
Una de las virtudes del Ministro de Seguridad es, justamente, dar la cara ante los medios y absorver las críticas en las diferentes problemáticas. Fue elogiada puertas adentro, por ejemplo, su actuación ante las muertes por cocaína adulterada en Tres de Febrero. También su liderazgo ante las revueltas de la Policía Bonaerense durante el primer año de gestión de Axel Kicillof.
Amparado en el mantra “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, el propio Gobernador salió más de una vez a reivindicar a su ministro. Luego de este episodio, la impermeabilidad de Berni parece haberse debilitado. Porque no fue, además, un hecho aislado. Durante toda la semana hubo diversos cuestionamientos al accionar de la Policía Bonaerense, con mayor o menor repercusión.
La intención del Gobierno de mantenerlo en su cargo al menos hasta las elecciones de 2023 seguramente volverá a ser revisada. Pese a lo que él demuestra -o intenta demostrar- Sergio Berni no es “un intocable” del gabinete. Según pudo confirmar INFOCIELO, en los últimos meses hubo sondeos a intendentes y ex funcionarios del ámbito de la seguridad para ocupar su lugar. La respuesta, hasta el momento, siempre fue negativa: nadie quiere agarrar el “fierro caliente” que es la Policía Bonaerense.
Noticia publicada el viernes 07/10 a las 15:52 y modificada posteriormente. Última edición 11/10 a las 16:48.
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