La causa por coimas en el área de Discapacidad, que comenzó con los audios y los posteriores allanamientos ordenados por el juez Sebastián Casanello y el secuestro del celular del exdirector de la Andis, Diego Spagnuolo, sumó ahora una declaración inesperada del propio presidente Javier Milei.
La investigación, que apunta a retornos vinculados a contratos con una droguería roza cada vez más de cerca a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, hermana del presidente. La Justicia intenta determinar si fue ella la destinataria de parte de esos retornos.
La frase que encendió alarmas
En ese marco, el propio presidente le habría dicho a Luis Majul (según el contó en su propio programa La Cornisa) una frase que dejó más preguntas que certezas y que amenaza con dinamitar su discurso de “tolerancia cero” frente a la corrupción.
El mandatario aseguró: “Y además, yo ya demostré que no dudo ni dudaré en echar a cualquiera que pudiera estar en algo raro. Y sin importar el rango, ¿eh? Pero dije a cualquiera. Con una única excepción. ¿Qué excepción? Mi hermana Karina.”
La declaración genera ruido por la inusual franqueza con la que blinda a su hermana, y porque en la práctica constituye un cheque en blanco para su continuidad en el cargo aun en caso de que la Justicia comprobara responsabilidades directas.
Milei resalta así la idea de que no existe para Karina el mismo estándar de control que para el resto de su gabinete.
El que las hace… ¿las paga?
El contraste con su propio discurso resulta evidente. El presidente había construido buena parte de su legitimidad inicial en base a la idea de que “la casta” se reproduce en la impunidad y el nepotismo. Ahora, con sus palabras, admite que dentro de su gobierno hay un único caso en el que la impunidad estaría garantizada, y ese caso es precisamente el de su hermana.
El contexto judicial no es menor. El secuestro de aquel celular de Spagnuolo fue considerado un paso clave para desentrañar los audios en los que se habla de pagos indebidos. En paralelo, un empresario intentaba fugarse con miles de dólares durante los operativos, lo que le da más entidad a la sospecha de que había un circuito aceitado de coimas en el área de Discapacidad.
El nombre de Karina Milei aparece en esas conversaciones, y aunque por ahora no hay imputaciones firmes en su contra, la investigación se expande hacia su entorno inmediato.
Que el propio presidente se haya adelantado a descartar de plano cualquier posibilidad de apartarla del cargo, incluso si se comprobara su implicación, multiplica las suspicacias.
No se trata de una cuestión familiar: Karina Milei es la funcionaria con más poder dentro del gobierno, la que define nombramientos, alianzas y la hoja de ruta política.
En definitiva, las palabras de Javier Milei colocan a su hermana en un lugar de excepción absoluta. Un privilegio que no tendría ningún otro ministro ni secretario. El interrogante que queda flotando es si esa excepción no habilita, de hecho, un terreno fértil para que la sombra de la corrupción siga creciendo bajo el paraguas protector de la Casa Rosada.