El estruendo se sintió aún de madrugada, todavía sin las luces de la mañana, cuando la ciudad bostezaba entre sueños. Eran alrededor de las seis cuando las primeras explosiones sacudieron Diagonal 77 y 48, en pleno corazón de La Plata. El incendio ya era un hecho. Los derrumbes llegarían un par de horas más tarde.
Las imágenes de explosiones, caída de paredes y mampostería, y las heladeras viniendose abajo, parecen una escena cinematográfica.
Los vecinos, sobresaltados, se asomaron a ventanas y balcones creyendo que se trataba de detonaciones o algún tipo de accidente grave. Lo que vieron fue el inicio de ese incendio que, en cuestión de minutos, se volvió dantesco.
El fuego sorprendió al amanecer
Las llamas consumían el depósito de electrodomésticos de la firma “Aloise”, una empresa conocida en la ciudad y con presencia en varias localidades de la provincia de Buenos Aires e incluso en Capital.
El fuego alcanzó alturas impresionantes, iluminando la lluvia que caía sobre la ciudad y tiñendo de un reflejo rojo las fachadas cercanas. Las explosiones, según se especula, podrían estar vinculadas a ciertos electrodomésticos como heladeras o freezers, que suelen contener gases inflamables en su interior.
Daños y recuerdos del lugar

El edificio donde ocurrió el siniestro tiene historia. Supo ser, hace décadas, un estacionamiento en altura con tres pisos, y en su planta baja, que da tanto sobre Diagonal 77 como sobre calle 48, funcionó una estación de servicio hasta hace unos años.
Esa estructura, preparada para soportar vehículos y la planta baja con depósito de combustible (afortunadamente vacíos hace mucho) y surtidores que no existen más, terminó convertida en únicamente depósito de electrodomésticos de una empresa signada por las tragedias, y que esta mañana fue devorada por el fuego.

La magnitud de los daños es considerable, aunque la fortuna quiso que, por el horario, al parecer, no hubiera víctimas ni heridos de gravedad, al menos según los datos preliminares. No había gente circulando a esa hora y eso evitó males mayores. Aunque por precaución fueron evacuados habitantes de edificios linderos frente a riesgo de derrumbe.
Mientras tanto, el humo negro envolvía la zona, impregnando el aire con un olor acre. La lluvia, por momentos intensa, ayudaba a mitigar parcialmente la humareda, aunque no alcanzaba para sofocar por completo las llamas ni despejar la visibilidad.

El ulular constante de las sirenas de policía, bomberos y ambulancias convirtió la mañana en una postal de caos. Las calles aledañas fueron cerradas de manera preventiva, generando desvíos y demoras.
Curiosamente, justo enfrente y en diagonal a la esquina siniestrada, se encuentra el gran playón donde supo funcionar el mercado de frutas y verduras hasta hace 53 años.
Hoy ese lugar es el estacionamiento de una manzana entera que, desde 2024, el municipio utiliza para tomar exámenes de licencias de conducir, sobre todo en el cuadrante que da a 48, 3 y Diagonal 77. Desde allí, varios curiosos se agolparon esta mañana para mirar a lo lejos cómo trabajaban los bomberos entre chorros de agua, chispazos y columnas de humo.
Mientras las primeras pericias intentan establecer el origen exacto del fuego, el centro de la ciudad sigue convulsionado. No es para menos: el incendio en pleno casco urbano siempre provoca preocupación y alerta en un área llena de edificios aledaños con cientos de viviendas ocupadas, en gran medida, por jóvenes estudiantes universitarios.

