Cuando asumió como entrenador de Gimnasia, Alejandro Orfila fue claro en su concepto: advirtió que quiere ganarse a los futbolistas y a los hinchas pero a su modo.
Es decir, “trabajando, sumando y construyendo un equipo que identifique” porque “toda la vida fui un laburante y me gané lo mío de ese modo”. Pues bien, el arranque de semana estuvo alineado con ese pensamiento de Chano.
Y es que en Estancia Chica se vio precisamente ese espíritu que el uruguayo les transmitió a sus otros cuadros: la idea de generar un fútbol que estéticamente haga match con el público pero que no resigne algo crucial, que es la tensión constante para atosigar a los adversarios. Rasgos que se inculcan a partir de la repetición, de la práctica.
Es por eso que Orfila planeó para estas semanas un entrenamiento fuerte en el gimnasio para tonificar lo físico pero a la vez ejercicios de fútbol reducido con apoyos como los que realizaron los jugadores en la cancha 3. Con la intensidad como denominador común.
Y claro: su estilo aguerrido lo caracterizó como futbolista y ahora quiere trasladarlo a su GELP. “Conozco la historia del club. Cuando asumimos un desafío analizamos absolutamente todo. Gimnasia es la convicción constante de buscar los objetivos, un equipo que jamás baja los brazos. Hay mucha historia uruguaya acá”, advirtió al ser presentado. Y lo está demostrando.
¿Qué dibujo táctico le gusta a Orfila?
En su única experiencia en Primera, dirigiendo a Barracas Central, Orfila se inclinó por dos sistemas, aunque siempre con doble volante de contención.
Mayoritariamente, Chano apeló a un 4-2-3-1, aprovechando a una referencia de área con un mediapunta detrás para asistirlo. Un esquema táctico que le permitía, además, cerrarse en caso de necesitarlo para reforzar la marca en la zona media.
Ahora bien: todo dependerá de la característica de los jugadores que tendrá en cuenta en Gimnasia. A punto tal que en Temperley supo utilizar un 4-3-3 del mismo modo que en Almirante llegó a jugar con una línea de cinco sostenida por tres volantes y dos puntas.
En el Bohemio, donde logró un ascenso, Orfila sí tuvo un esquema fijo. Un 4-3-3 que se repitió en la BN y que también utilizó, por caso, en algunos partidos con Ferrocarril Oeste.