En marzo de 2017 el nombre de Marcelo Couceiro se volvió a instalar en los medios luego de haberse retirado de la actividad profesional como futbolista, dentro de esa carrera que lo vio debutar en Estudiantes “Firulete” se metió en la historia al ser quién ejecutó el centro que terminó en el histórico gol de cabeza del arquero Carlos “Chiquito” Bossio en cancha de Racing para el agónico empate del pincha.
De aquellos inicios en la temporada 93-94 en Primera el recorrido de Couceiro se desarrollo mayoritariamente en el ascenso donde se destacó en su pasos Nueva Chicago y Almagro, sin embargo, a casi 10 años de retirado la vida del talentoso ex volante tomó un rumbo inesperado hacia la delincuencia.
Según su testimonio “una profunda depresión” lo llevó a un lugar que ni él entiende cómo llegó: “Me agarró una depresión muy grande. Me peleé con mi expareja, primero me fui a un hotel y luego a vivir solo. Estaba muy encerrado en mi casa, tenía ataques de pánico y no quería salir. Se me disparó la cabeza y cometí este error que me costó cinco años de mi vida. Nadie entendía nada, allegados, gente del fútbol, familia… Ni yo entendí lo que me pasó. Yo trabajaba en el frigorífico de mi cuñado (Gustavo Lázzari), en Mataderos, y no iba porque no tenía ánimo. No me quería ni levantar de la cama. Fue muy jodido ”, le dijo en una exclusiva al periodista Mariano Comelli para Diario Popular.
“ Cometí una serie de robos con un auto ”, confiesa quien supo deleitar con su técnica depurada en las canchas del ascenso quien hoy tiene 47 años y lleva cumplidos 4 años y 2 meses de los cinco que le dictaminó la Justicia tras ser detenido armado en Mataderos después de tres eventos delictivos.
Este último fue en la puerta de la casa de una mujer de 25 años a quien intentó sustraerle sus pertenencias. El ex Quilmes y Los Andes fue trasladado a la Comisaria 42da de Mataderos y desde allí comenzó un recorrido por distintos penales. En Ezeiza compartió pabellón con Ricardo Jaime, Lázaro Báez y José López mientras su vida daba un inesperado giro.
La vida de Couceiro dentro de la cárcel y los amigos del fútbol
Hoy, a la espera de una reducción de pena por buen comportamiento, el ex volante del Torito de Mataderos trabaja en una Bodega mendocina en un proyecto conjunto de la firma Bonfanti con la Penitenciaría Federal Argentina que promueva la reinserción laboral.
Respecto a sus amistades del fútbol dijo: “Me hablo con muchos de ellos. Con Diego Figueroa que jugó conmigo en Almagro, Julito Serrano de Chicago, el Beto Yaqué, Daniel Tilger, el Chipi Barijho, también con Chiquito Bossio con quien tengo la anécdota de ser el que le tiró el centro para que hiciera el gol. Todos me preguntan si necesito algo, ellos saben la clase de persona que soy ”.