En el marco de la feria alimenticia SIAL, que se lleva a cabo en la ciudad china de Shangai, la tonelada de carne vacuna argentina se pagó entre 1.000 y 1.500 dólares más en relación al año pasado en el país asiático, según informó el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
“La peste porcina africana impactó y la crisis comercial entre China y Estados Unidos impactó fuertemente este mercado; esto, sumado al esfuerzo que estamos realizando desde el Instituto para posicionar la carne argentina, disparó los valores”, indicó desde Shanghai el presidente del IPCVA, Ulises Forte. En la misma sintonía, el vicepresidente de la entidad, Jorge Torelli, sostuvo que “es una feria con un movimiento nunca visto y de precios muy buenos. Se están realizando operaciones con valores que superan en 1.000 a 1.500 dólares lo que se venía pagando el año pasado”.
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Durante el segundo día de la feria, en la cual participan más de 25 empresas argentinas, la carne argentina se vendió a muy buenos valores, con precios que oscilaron entre los 5.200 y los 7.000 dólares.
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Comenzaron a circular convocatorias a productores y transportistas bonaerenses para manifestarse a la vera de la ruta.
“En un marco de frenesí comercial, la mayoría de las empresas argentinas negociaron toda la carne que tenían disponible y muchos recién están ofreciendo contenedores para agosto o septiembre de este año”, señalaron las autoridades del instituto.
De todas maneras, los empresarios que trajinan la feria asiática buscaron imprimir una dosis de cautela ante este optimismo desbordante. “El mercado chino está muy impactado en este momento, ante la ausencia de proteínas y el microclima de los compradores podría estar generando una burbuja en los precios”, sostuvieron.
Esta euforia que vive la exportación en Argentina, que según estimaciones públicas y privadas cerraría con ventas globales superiores a las 600.000 toneladas contrasta con algunas señales de alerta que se viven en el mercado doméstico.
Un dato a tener en cuenta es que el consumo perforó el piso de los 50 kilos anuales por habitante, mientras que por el lado de la producción crece la participación de hembras en la faena total, situación que podría reflejarse en una caída de la producción en 2020.
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