En sus tiempos libres y con el motor de una moto, Marcelo Zavala construyó una réplica del micro que manejó gran parte de su vida y que hace más de 20 años es un símbolo platense: “Quienes de chicos subían al micrito, ahora traen a sus hijos”, contó el conductor del icónico micrito de Parque Saavedra. Conocelo.
A sus 64 años, los paseos arriba del micrito Río La Plata en el Parque Saavedra de la ciudad de La Plata significan un ingreso además de la jubilación de Marcelo para su familia. Hasta hace dos años era su esposa, Patricia, quien lo manejaba.
Una vuelta en el micrito
Para entrar al micrito hay que agacharse mucho, pero eso no evita que grandes y chicos se suban al paseo que empieza en la boletería ubicada frente al Hospital de Niños Sor María Ludovica (en calle 14, entre 65 y 66) y que recorre el parque por sus pequeñas calles, sin dejar de saludar a todos y cada uno de los que pasean al perro, hacen ejercicio y hasta a los colectiveros de los micros más grandes.
Según Marcelo lo que más le gusta de este trabajo es la alegría de los chicos: “Ya vienen y me abrazan, me dicen amigo y eso me reconforta un montón”. El conductor no cree que haya una parte difícil, ya que para él es un entretenimiento para los niños: “Mientras que la salud me permita seguir haciéndolo lo voy a hacer”.
¿Cómo surgió la idea del micrito del Parque Saavedra?
En diálogo con Infocielo Marcelo contó: “Cuando yo era chico recuerdo que habia un micrito en la Plaza San Martín y mi mamá me llevaba y yo siempre observaba todo y pensaba ‘qué bueno el día de mañana tener un micrito y pasear a los nenes como me paseaban a mí en ese entonces'”.
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“Con el tiempo lo fui armando, de a poco, con la ayuda de amigos, en los ratos libres de mi trabajo”, señaló y detalló: “Lo empecé a hacer con un motor de moto. Me llevó cinco o seis años”.
El micrito, que está inspirado en la empresa Río La Plata donde trabajó Marcelo, ya hace 24 años que está en el Parque Saavedra y que lleva gente de todas las edades a recorrer las calles internas con vista al lago.
“Quienes de chicos subían al micrito, ahora traen a sus hijos”, sostuvo Marcelo. “Tienen un montón de recuerdos de haber venido con los abuelos, con el papá, y acá estamos todavía, después de tantos años”, agregó.
Marcelo se lleva bien con todo el mundo y mientras realiza un paseo lo espera otro grupo de nenes en la boletería del parque para subir, y hasta un grupo de jubilados. Acerca de su trabajo, contó que también realizó viajes de egresados a Bariloche.
Al respecto de si lo llama micro o colectivo fue contundente: “Este sería un micrito. En cierta forma, es un ómnibus. El micro es el que tomamos para ir al trabajo, los que son urbanos. Ómnibus son los de media y larga distancia. Pero para los chicos es el micrito“.
