El “efecto Marbella” amenaza con llevarse puesto a Unión por la Patria en las semanas que quedan de campaña. El escándalo que tiene en el foco a Martín Insaurralde es la principal preocupación del peronismo bonaerense, desde Axel Kicillof hasta el último candidato a concejal.
En el Gobierno bonaerense creen que se hizo todo lo que se podía hacer: Kicillof corrió a Insaurralde de la jefatura de Gabinete con la firmeza y la celeridad que el caso ameritaba.
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“La foto habla por si sola. Son conductas que no caben en el Gobierno provincia”, dicen en Calle 6. El Gobernador jura que no estaba al tanto de los viajes ni de la vida privada de Insaurralde. “No espío a mis funcionarios”, se justifica, tirando por elevación contra Mauricio Macri y su afición voyeur.
Ahora, a esperar el trancazo.
Kicillof se jacta de no mirar encuestas. Sabe, sí, que necesita entre 38 y 40 puntos para ganar la reelección. Por ahora -cree- los tiene. ¿Cómo puede asegurárselos? “Hay que seguir gobernando”, responde. Y discutiendo.
El Gobernador entiende que, aún con el tema girando en el prime time y las redes sociales incendiadas, hay “una oportunidad grande de discutir propuestas”. Kicillof basa ese diagnóstico en el supuesto de que el voto bronca, si existió, se expresó en las PASO, y que ahora se vota para decidir futuro.
Optimismo al borde de la negación
“El gobernador tomó la decisión que tenía que tomar y nosotros seguimos con la campaña, seguimos trabajando. Seguramente no tenga un impacto positivo, pero estamos tranquilos por el trabajo que se hizo este tiempo y creemos que la gente va a priorizar el bosque sobre el árbol”, sostuvo este mediodía el Jefe de Asesores, Carlos Bianco, a su ingreso al Club Atenas de La Plata, en el marco del a jornada Salud Por la Patria.
El ministro de Trabajo, Walter Correa, le jugó todas sus fichas a las medidas económicas que anunció Sergio Massa y que empiezan a notarse en el bolsillo. “El espíritu de la clase trabajadora está en alto, con ganas de ganar y de militar. Los trabajadores dejan de pagar Ganancias después de 50 años. Es una victoria”. El plan platita para contrarrestar el “efecto bandido”, ¿alcanza?
El nivel de optimismo varía con cada opinión. Mario Secco parece en negación total: “No impacta nada, ¿en qué me puede impactar a mí?. Va a afectar sólo al grupo de él, el resto de los compañeros trabaja normalmente, nadie se va a hacer cargo de algo tan feo como lo que hizo”, se desligó el ensenadense.
Si Mario Secco finge demencia, Máximo Kirchner se convirtió en mimo. Tanto él -que había retomado su presencia en la campaña- como su agrupación política –La Cámpora– se sumieron en un silencio absoluto desde el fin de semana. Ese espacio, hay que señalar, está asociado políticamente con Insaurralde desde hace varios años.
Hablando de sociedades: hay un puñado de intendentes y exintendentes -también cercanos al lomense- que tiemblan con cada placa “urgente” que tira TN.
Liturgia para matar las penas
Cuando los dirigentes hablan en off no son tan optimistas. “Percibo a la militancia muy enojada, desilusionada. La repercusión que está teniendo esto en los medios es grande. Los compañeros que ponen la cara, militando, están amargados, enojados”, planteó un dirigente del interior provincial.
“Esto nos hizo mucho daño, se la sirvió en bandeja a Milei”, reflexionó un intendente que, no obstante, por ahora no ve complicadas su chance de reelegir.
Ese sentimiento, muy parecido al que cundió cuando se filtró la foto del brindis de Alberto Fernández en plena cuarentena, puede tener un efecto devastador. ¿Cómo persuadir a otro cuando las propias convicciones flaquean?
Hoy, en las puertas del Club Atenas, de La Plata, sonaron bombos y trompetas. Liturgia peronista para tapar la tristeza. Animar a la tropa antes de la batalla puede ser otra clave.
El sábado se insistirá con la misma premisa. Por estas horas se ultiman los detalles de una caravana multitudinaria con dirigentes de toda la tercera sección, encabezados por Axel Kicillof.
La “Caravana de la victoria” o “Caravana del amor”-la identidad no está definida- se desdoblará entres actos: el primero en Berisso, kilómetro cero del peronismo. El segundo, en Florencio Varela. El tercero, en La Matanza. Dato de color: no habrá escalas en Lomas de Zamora.
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