Pocos días después de que la Corte Suprema confirmara la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Cristina Kirchner, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, sorprendió con una acción cargada de simbolismo. En sus redes sociales mostró un nuevo tatuaje en su tobillo: una tobillera floral con la palabra “dignidad” inscrita en el centro.
La imagen, que compartió en sus historias de Instagram, iba acompañada de una frase breve pero elocuente: “¿Así que tobillera? Será un signo de dignidad”. El gesto, que algunos interpretaron como una manifestación de afecto y otros como una señal de fidelidad política, se enmarca en una serie de expresiones públicas de apoyo hacia la expresidenta.
Un tatuaje con mensaje político
En los días previos, ya se había visto a militantes frente al domicilio de Cristina Kirchner, en el barrio porteño de Constitución, portando tobilleras decoradas como forma de acompañamiento simbólico, una especie de espejo del dispositivo que, por orden judicial, debe portar la exmandataria mientras cumple la pena bajo arresto domiciliario.
En algunas declaraciones, Mendoza cuestionó con dureza el proceso judicial que derivó en la condena. “No es justo lo que estamos viviendo. Cristina es inocente y está cumpliendo una condena ilegal. No tuvo un juicio justo”, aseguró la jefa comunal de Quilmes en la previa de la multitudinaria movilización en Plaza de Mayo bajo el lema “Argentina con Cristina”, que ella misma ayudó a organizar. Según datos difundidos por sectores cercanos al kirchnerismo, cerca de un millón de personas asistieron a la plaza ese día.
Durante esa jornada, Cristina Kirchner optó por no hablar en público, pero envió un mensaje grabado agradeciendo el respaldo recibido y luego dirigió un breve saludo en vivo por línea telefónica.
La simbología de la tobillera
Más allá de lo político, el gesto de Mayra Mendoza fue leído por algunos como un acto de obsecuencia y por otros, en cambio, como una demostración personal de cercanía, casi como esos actos silenciosos y emotivos que suelen tener lugar en momentos difíciles: una forma de acompañar desde lo simbólico, incluso sin compartir la misma sangre.
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Hay quienes lo vieron como un acto desmedido; otros lo interpretaron como una expresión de afecto sincero hacia alguien que, para Mendoza, ha sido y continúa siendo guía y referencia.
Mientras tanto, Cristina Kirchner debe llevar una tobillera electrónica como parte de las condiciones de su condena. El dispositivo, resistente al agua y al polvo, permite monitoreo constante mediante tecnología de radiofrecuencia y está vinculado al Centro de Monitoreo del Ministerio de Seguridad, que opera las 24 horas. En caso de movimientos no autorizados o intentos de manipulación, el sistema envía alertas automáticas.
El dispositivo, que incluye teléfonos móviles de contacto obligatorio y control de perímetro, se actualiza de forma remota y está respaldado por una batería interna que garantiza su funcionamiento incluso ante cortes de luz.
En este contexto, el tatuaje de Mendoza aparece como algo más que un diseño: un gesto cargado de lectura política, sí, pero también de un tono íntimo, que cada cual interpreta según su mirada.
