El inicio de torneo no podría haber sido peor para Gimnasia en la Superliga 2019/20, un torneo en el que debía sumar ya que arrancaba complicado con los promedios e hizo todo lo contrario: solo cosechó 1 punto de 21 y quedó en terapia intensiva.
Una de las claves del mal presente del Lobo está en la poca capacidad de reacción que ha mostrado en los siete partidos que ha disputado, sin variantes para responder ante la adversidad de arrancar en desventaja con un resultado desfavorable.
Para colmo en todos los partidos que jugó el que marcó el primer gol del juego fue su rival, y eso lo puso siempre en una posición de tener que ir a buscar el partido, cuando quizás su fuerte está más en la espera y el contragolpe.
Tanto en el debut con Lanús, único partido en el que pudo sacar un punto, como en las seis derrotas posteriores, el que convirtió primero siempre fue el otro equipo. En cuatro de esos siete duelos consiguió llegar al empate, pero solo ante el Grana pudo sostenerlo.
Un detalle no menor tiene que ver con que en varios de esos partidos la apertura del marcador llegó en contextos de suma paridad por errores propios. Ante Talleres, por caso, Manuel Guanini falló en una salida, Lucas Licht calculó mal en un pelotazo y lo pagaron con un gol.