El creador y director de esta pieza de culto memorable de la televisión argentina se llama Bruno Stagnaro. No solo fue el “padre” de Okupas, sino también de otras producciones exitosas como Pizza, birra, faso (1998), Impostores (2009) y Un gallo para Esculapio (2017).
La emblemática ficción de principios de siglo ahora suma fanáticos de nuevas generaciones, a partir de su reestreno en Netflix, a casi 21 años de su estreno en Canal 7.
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Lo cierto es que “Okupas” llevaba años atrapada en una maraña legal por la imposibilidad de pagar los derechos de las canciones incluidas en la banda de sonido, y por ese motivo, quedó trunca la posibilidad de reproducir la serie, exportarla y editarla para otros medios y plataformas.
Ahora Okupas está disponible legalmente, con gran parte de la música con la que fue concebida y muchas canciones nuevas, compuestas por Santiago Motorizado de El mató. “En la televisión de aire vos pagabas un canon fijo y ponías música a granel, como si fuera una radio. Entonces podías poner lo que quisieras”, cuenta Bruno Stagnaro, creador, director y coguionista de la serie con Esther Feldman y Alberto Muñoz.
En diálogo con Infobae, Bruno cuenta que “Okupas estuvo muy embebida del espíritu de ese momento y también de lo quienes éramos nosotros en ese momento. Tienen que ver con un grado de ingenuidad muy propio de esa edad y una cosmovisión muy relacionada con esa edad en particular. Yo tenía 27 años y todos los cabeza de equipo más o menos tenían esa edad, y todos éramos bastante amigos entre nosotros, entonces estaba como muy difusa la línea entre el trabajo y la diversión”.
Stagnaro erosionó límites entre ficción y realidad
Stagnaro viene de una familia de cineastas: el director de cine Juan Bautista Stagnaro es su padre y su tío, Juan José Stagnaro, fallecido en 2018, era director de fotografía.
A los 12 años actuó en una película de su padre, a los 16 empezó a filmar programas de humor para divertirse con sus amigos del secundario.
En 1998, con solo 23 años, Stagnaro escribió y dirigió junto a Adrián Caetano, una película que sembraría la semilla del nuevo cine nacional y creó un nuevo formato caracterizado por la representación de realidades y problemáticas sociales, y por la verosimilitud de los personajes con la vida real. Esa película fue “Pizza, birra, faso”, un verdadero clásico argentino.
Dos años más tarde Ideas del Sur, con Marcelo Tinelli a la cabeza, le produjo la serie que provocaría una revolución similar pero en televisión. Como consecuencia, Stagnaro recibió el premio Martín Fierro al mejor director de la televisión argentina del año 2000. La serie se convirtió en la expresión de un presente social muy vapuleado, de crisis total; y en ese sentido Okupas propuso una forma de construir identidad para una generación que ya no creía en los valores de familia, propiedad y trabajo, y en un país al borde del estallido.
En diálogo con Lavaca.org, Stagnaro cuenta que no fue fácil continuar con su vida y su carrera luego del gran éxito de Okupas: “El éxito de Okupas en algún punto me hizo mal, porque quedé atrapado en esa experiencia y sentía la exigencia de tener que hacer algo que esté a la misma altura. Dejé muchos proyectos en el camino, estaba estancado”.
Los trabajos que dirigió fueron los siguientes: Un gallo para Esculapio, serie de televisión (2017), Un viaje a Malvinas, documental para televisión (2016), Impostores, miniserie (2009), Hoy me desperté, película para televisión (2006), Escuelas Argentinas, serie documental para televisión (2009), Vientos de agua, miniserie (2006), Historias de Argentina en vivo, documental (2001), Okupas, miniserie (2000), Pizza, birra, faso, largometraje (1997), Guarisove, los olvidados, cortometraje (1995).
Ahora, Bruno es el elegido para llevar a la pantalla grande El eternauta, la obra maestra de la ciencia ficción argentina. Cuando Netflix anunció que financiaría una película basada en la célebre novela gráfica, causó mucho entusiasmo en los fans del género.
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