Por estos días se multiplican los chistes, los memes y las burlas a los cuentapropistas englobados en el término “monotributistas” para reírse de situaciones ligadas a su falta de “relación de dependencia” que les impide gozar de este logro laboral del peronismo (como es el aguinaldo), y de otra costumbre más anencdótica, pero muy añorada por los trabajadores en blanco de empresas medianas y grandes, como es el regalo de la caja o canasta navideña con bebidas y productos alimenticios pensados para este momento del año.
“ Abraza a un monotributista, pues en diciembre no va a tener aguinaldo“. Así lo perciben los usuarios en las redes que, acostumbrados a reír y hacer chistes sobre lo mejor y lo peor de la vida cotidiana, no dejaron pasar la oportunidad para hablar de los trabajadores que no están en relación de dependencia y lo que les espera en las mesas de las Fiestas.
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En algunos supermercados se venden cajas vacías para utilizar como sostén de productos y confituras navideñas a 135 pesos, y una fotografía de ese artículo también es excusa para burlarse de monotributistas y de los trabajadores sin relación de dependencia, por la carencia de estos dos beneficios.
El 20 de diciembre de 1945 a instancias de Perón, el Presidente Farrell dictó el Decreto 33.302: por el cual “se aumentan los salarios, se crea el Instituto Nacional de Remuneraciones, cuya función era entre otras fijar el salario mínimo y se instituye el sueldo anual complementario o aguinaldo”.
LA HISTORIA DE LA CANASTA NAVIDEÑA
Sin dudas, la primera aparición en la historia occidental de este tipo de regalos es con Los Reyes Magos, que le llevaron a Jesús en su nacimiento tres regalos, cada uno en su respectivo cofre o canasta.
Sin embargo a los historiadores les cuesta creer que este hecho religioso esté realmente conectado con las canastas navideñas que conocemos hoy en día.
Un antecedente más reciente y de mayor aceptación en el campo, es la tradición romana de la sportula. La misma consistía en el reparto de comida en una canasta por parte del patrón a sus clientes y empleados. Podemos ver en este caso que en esencia se asemeja a la práctica actual.
Con la propagación del Imperio Romano, se expandió también la costumbre de la sportula.
Si bien la misma no era practicada por todos los habitantes del imperio y algunas personas comenzaron a reemplazar la comida por una pequeña cantidad de dinero, se empezó a observar cada vez más por varios rincones de Europa.
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