Cuando el plantel Albirrojo volvió a los entrenamientos luego de las vacaciones y dio el puntapié inicial de la pretemporada de este año Lucas Bernardi habló con varios jugadores para decirles que corrían desde atrás, y uno de ellos fue Lucas Melano.
El delantero cordobés supo por la boca del propio entrenador que la iba a tener complicada para jugar, pero decidió quedarse y apostar a cambiar esa postura desde dentro del terreno de juego, algo que consiguió hacer rápidamente.
Luego de una buena preparación y ante la falta de los refuerzos pedidos por el DT en el ataque Melano comenzó el torneo como titular, y más allá de la rotación, no salió más: su entrega y su química con Juan Otero se volvieron fundamentales.
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El hijo de Guillermo nuevamente subió a entrenar con el plantel de Primera de Gimnasia y se ilusiona con algo más que ser convocado ante Estudiantes.
El ex Belgrano y Lanús se entiende muy bien con el colombiano, como lo prueba el gol de ayer frente a Olimpo con una gran asistencia, y como lo vienen evidenciando por ahora todos los encuentros que disputó el equipo en este 2018.
Lo que más llama la atención sin embargo es el sacrificio de Melano, una cualidad por la cual nunca se caracterizó particularmente y por la que ahora se luce en cada encuentro, siendo el primero en ir a presionar, una de las bases del planteo del entrenador.
