Luego de que el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta, definiera el cierre del ciclo lectivo de este año, la puja política se trasladó luego a la fecha del comienzo de las clases presenciales en 2021, para cuando se espera continúen las restricciones en el marco de la pandemia de coronavirus. Esto se acrecentó el fin de semana, luego de conocerse que la intención de CABA era comenzar las actividades a mediados de febrero.
Frente a esto, el asesor presidencial en Minoridad, Infancia y Adolescencia Norberto Liwski remarcó la importancia de que tanto la Provincia como la Ciudad de Buenos Aires tomen decisiones en la misma línea. En su paso por ” target=”_blank” rel=”follow noopener”>LADO P, el experto remarcó que “lo más favorable para un proceso de ordenamiento del regreso a las aulas es cuando las jurisdicciones, sobre todo las linderas, cuando tienen interacción urbana y demográfica, llegan a consensos que permiten actuar de manera coordinada“.
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En este sentido, detalló que la emergencia también alcanza al plano psicosocial e hizo hincapié en la necesidad de evitar más situaciones poco certeras. “Esas incertidumbres en tiempo de emergencia se pueden atenuar si se adoptan decisiones que no ponen en contradicción innecesaria a un sector de la población con otro con una avenida de por medio”, aseveró. Y agregó: “La certidumbre es cuando se logran consensos independientemente de estas divisiones, que pueden ser de carácter casi diríamos más viales que de características organizativas”.
Vale aclarar que horas atrás, en una nueva sesión del Consejo Federal de Educación, se acordó cumplir con los 180 días de clase y se plantearon tres modalidades de cursada: presencial, semipresencial y a distancia, que deberán adaptarse a la situación epidemiológica de cada distrito. La fecha definitiva del regreso, sin embargo, todavía no fue dispuesta.
Norberto Liwski reflexionó sobre la vuelta a clases en LADO P
En diálogo con Albino Aguirre y Fabián Debesa, el especialista también sostuvo que la vuelta a clases dependerá ineludiblemente de un descenso de la curva epidemiológica que “brinde seguridades para que no represente una marcha atrás en los logros que se habían obtenido manteniendo la virtualidad”.
“Muchos de los 135 distritos de nuestra provincia tienen diferencias muy notables en cuanto a concentración de niños en las aulas. La progresividad del regreso a las aulas está ligada a la variable de una curva de descenso marcada epidemiológicamente hablando y una posibilidad de iniciar el regreso en ámbitos de garantía de adecuación de instalaciones y, además, de las de menor concentración de niños”, explicó.
“Esa progresividad -añadió- da como resultado que tendremos un regreso a las aulas; es un objetivo de la educación y también psicosocial y emocional de niños, niñas y adolescentes que al no tener el espacio socialmente vinculante, no solamente en términos pedagógicos, influye sobre su vida”.
Asimismo, Norberto Liwski reflexionó acerca de cómo la pandemia “atravesó la vida cotidiana de todos los niños, niñas y adolescentes” y puso de manifiesto “la desigualdad en la infancia y la adolescencia, en este caso en las oportunidades y capacidades que las familias han tenido por delante en cuanto a recursos tecnológicos y de conectividad“.
También habló de una primera etapa de la pandemia que en la que este grupo estuvo “invisibilizado” por una convicción -que se confirmó errónea más tarde- de que desde el punto de vista sanitario el virus no los atacaba y por lo tanto estaban “como autoprotegidos por su condición inicial”.
En este sentido, aseguró que “no solamente hay que considerar el retorno a las clases sino una capacidad reparatoria de aquellos impactos que hayan afectado su vida emocional, para lo cual las instituciones públicas y familiares tienen que estar apoyadas y acompañadas”.
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