Efecto boomerang. Cuando la legisladora de Juntos por el Cambio Catalina Buitrago publicó en su cuenta de Twitter el horror que le generó ver en la via pública un cartel de la marca Tulipán promocionando un juguete sexual, quizás no pensó que, involuntariamente, estaba multiplicando la fama de esa publicidad de un producto no tan conocido perteneciente a la famosa empresa fabricante de preservativos.
La diputada, que últimamente se muestra cercana a los planteos y postulados de Javier Milei, es una militante “provida” del pañuelo celeste, y se vio afectada en su catadura moral, al observar el cartel de publicidad que anuncia el vibrador, y muestra en imagen a dos mujeres en esa situación sexual.
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Buitrago, que es madre de cuatro hijos, acompañó la fotografía con un mensaje indignado que decía: “¿Qué es esto? ¿Por qué mis hijos tienen que ver estas publicidades en la vía pública?”, y además colocó la frase, “a favor de la vida, siempre”.
La diputada bonaerense es oriunda del distrito de San Miguel, y a partir de su posteo provocó una andanada de réplicas en la red social “X”.
“Un vibrador, compratelo Cata“,, escribió un usuario de nombre Pablo.
En tanto que la historiadora del Conicet, María Victoria Baratta le respondió: “Es una publicidad de una empresa privada que promociona un vibrador para masturbación. No es pornografía. El sexo es parte de la vida y no es algo malo. Lo malo es la pobreza, violencia que sufren millones de niños. Nuestros hijos no son nuestra propiedad, son sujetos de derecho“.
Otro usuario le replicó: “Pero si hace 200000 años que pasás por un kiosko de revistas y ves toda la anatomía de cuánta vedette haya en el momento. No actuemos como si esto fuera algo nuevo, empezemos a buscar problemas honestos“.
La polémica aún continuaba en la tarde del viernes entre quienes apoyaban la horrorización de la diputada Catalina Buitrago por considerar ofensiva la publicidad, y quienes la acusaban de utilizar una “moralina” arcaica para juntar expresiones ideológicas afines a sus postulados conservadores. La realidad es que la mayor beneficiaria de la polémica será la marca Tulipán.
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