Mientras ejerce como Ministra de Seguridad desde el primer minuto del gobierno de Javier Milei, ahora Patricia Bullrich decidió que ya era momento de oficializar lo que era un secreto a voces: se afilia a La Libertad Avanza, el espacio que no sólo la derrotó en las presidenciales, sino al que se acopló con una agilidad digna de su historial antidisturbios.
El anuncio lo deslizó Eduardo Feinmann en su programa de Radio Mitre: “este martes, Bullrich firmará su ficha de afiliación a LLA“, el mismo espacio que la recibió con los brazos abiertos tras haber sido rival directa, casi sin dejar que se enfríen las urnas. De presidenta del PRO a oficialista libertaria sin escalas, Bullrich confirma una vez más que lo suyo no es únicamente cambiar de vereda, sino directamente manejar en contramano con sirena.
La ministra de Seguridad ya venía alineada con el rumbo del presidente, pero sin carnet. Ahora, con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, parece que encontró en LLA no sólo un lugar en el gabinete, sino también un nuevo domicilio político.
La jugada no es menor: su afiliación sacude el tablero porteño, donde LLA, el PRO residual y el peronismo de Leandro Santoro pelean palmo a palmo las encuestas.
La imagen de Bullrich, que mezcla rigor, polémica y un estilo tan inflexible como sus recetas para el orden público, suma peso al aparato libertario, aunque no sin dejar cierto dejo de oportunismo (oportunamente servido en copa ancha).
No está sola en el salto: Santiago Caputo, el enigmático asesor presidencial y gurú del relato libertario, también se calzó la camiseta de LLA de forma oficial, al menos en los registros partidarios de la Ciudad. El diario La Derecha fue el encargado de confirmar esta otra afiliación con aroma a cielo.
Cada vez menos turistas llegan al país y más argentinos viajan afuera, el saldo negativo de Milei
En julio, las llegadas de extranjeros cayeron 16% y las salidas de argentinos marcaron un récord desde 2017, según INDEC.
Con estas incorporaciones, las “fuerzas del cielo” suman terrenales bien conocidos, curtidos en otras trincheras políticas pero adaptables, como el fernet con soda: cambian el recipiente, pero pega igual.
