La maniobra es más antigua que ‘religión politeísta’, y Joaquín Morales Solá lo sabe por miles de experiencias anteriores.
Los medios permiten que se instale lentamente una idea por más descabellada que suene.
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Primero la cuentan con vergüenza, con cierta distancia, y dejan que unos pocos hagan punta sin preocuparse por no tener pruebas que acrediten y sustenten sus descabelladas versiones.
Por ejemplo, si todo indica que fue un suicidio, dirán que el ‘sentido común’ lo convierte en asesinato.
Después manipularán las noticias para llevar hacia esa idea cualquier indicio que corrobore la inicial propuesta.
Y por último se animarán a convalidarla respaldándose en las “encuestas de opinión pública” en donde “la gente” cree que tal suceso fue como a los medios les gustaría que hubiera sido.
La verdad, las evidencias y los testimonios poco importan.
La post verdad domina y se instala: “El público lo cree así“, será el veredicto que en realidad le interesa a esos factores del (¿4to?) poder.
LA TEORÍA DE LA AUTOMARTIRIZACIÓN
En un artículo apenas 12 días posterior al intento de magnicidio a la Vicepresidenta Cristina Kirchner, el editorialista estrella del diario La Nación, y conductor de un ciclo de la señal de noticias TN del Grupo Clarín, Joaquín Morales Solá, ya se atrevió a instalar la idea del autoatentado basándose en la opinión de la gente relevada por “las encuestas“.
El puntapié inicial ya había sido dado desde un comienzo por las y los Amalia Granata, Florencia Arietto y Martín Tetaz la misma noche del atentado, pero hasta allí los medios concentrados apenas las reproducían tímidamente, como con vergüenza.
El martes pasado la dirigente Graciela Camaño se sumó a la polifonía desafinada de esas voces, sugiriendo no un hecho auto infligido pero sí una “provocación” de Cristina Kirchner para ser merecedora del intento de asesinato. La teoría de la pollera corta.
Ahora Joaquín Morales Solá se anima, sin ningún prurito, a reproducir y darle entidad a la versión de redes (lentamente sedimentada en los medios) acerca de la posibilidad de que el hecho del 1° de septiembre en Juncal y Uruguay haya sido un ‘montaje‘ para victimizarse de la propia Vicepresidenta.
Lo hace sin pruebas… pero también sin dudas.
En sus palabras el editorialista expresa: “Ni el Gobierno ni la Justicia ni la policía. Nada es creíble para una importante mayoría social, que sigue convencida de que el intento de atentado a Cristina Kirchner fue, en realidad, un autoatentado para sacar provecho político después de las gravísimas acusaciones que le hizo la Justicia.“, comienza diciendo Morales Solá en La Nación de este miércoles.
“Según varias encuestas, entre el 50 y el 55 por ciento de la sociedad no cree que haya habido un verdadero afán de matar a la vicepresidenta. Aún cuando se vio en fotos y en televisión un revolver apuntando a la cabeza de Cristina Kirchner, y a pocos centímetros de ella, el acto es, para esa mayoría social, un simple montaje. El propio oficialismo hizo mucho para cultivar esa desconfianza porque usó políticamente el hecho desde el mismo instante en que sucedió. Feriado, manifestaciones, sesiones especiales en el Congreso y hasta una misa en el más importante santuario nacional por un magnicidio que nunca ocurrió“.
Los medios lo son todo:
Patean el centro, y van a cabecear.
Tiran la piedra, y esconden la mano.
Tocan la campana, y caminan en la procesión.
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