Tras el flojo arranque de Gimnasia en el Torneo Apertura, lo único que importaba para el Lobo era sumar puntos. Lo logró gracias al interinato de Fernando Zaniratto y luego a la llegada de Diego Flores como nuevo técnico. Pero ahora, al equipo del Traductor comienza a importarle el cómo.
Si ante San Martín de San Juan ganó con lo justo, hoy Gimnasia se quedó corto en el resultado. El equipo del Traductor dominó el juego de principio a fin, sin dejar lugar a dudas de que fue el merecido ganador. Salió a buscarlo de entrada y el gol de Rodrigo Castillo a los cinco minutos de partido es una clara muestra de ello.
No tuvo la efectividad y contundencia que mostró ante Godoy Cruz, pero tuvo algo mejor. La ventaja mínima permitió que Gimnasia se muestre fuerte en una faceta que hasta el momento no había podido desarrollar: tenencia y control. No se volvió loco ni se desordenó es pos de defender el resultado. Al contrario, se mantuvo sereno, controló la pelota y fue inteligente para hacer correr los minutos y dormir el partido.
Así, el Lobo se va consolidando como un equipo eficaz tanto en ataque como en defensa. Con un Castillo oportunista y una valla invicta de cinco partidos consecutivos, contando aquel por Copa Argentina ante Deportivo Español. No se luce ni le sobra, pero es práctico y efectivo. Hace lo que tiene que hacer y se entrega al máximo, un valor fundamental que no mostró en el inicio del campeonato.
Ahora, como si fuese poco, no sufrió defensivamente y justificó el triunfo. Se posicionó en zona de playoffs y sumó su primera victoria como visitante, la tercera en lo que va de la temporada.
