Las mascotas poseen un origen prehistórico. Miles de años a.C., las primeras civilizaciones identificaron en los animales un recurso más para sobrevivir de la mejor manera. En principio, hubo animales destinados a la producción; a la alimentación; para el transporte y el ganado. Todos cumplían un objetivo específico, con la excepción de uno: los famosos animales de compañía. Así, las mascotas iniciaron un largo camino hasta la actualidad, dónde los perros y gatos cada vez comparten más actividades -y parecidos- con los humanos.
Esta compañía histórica se ha convertido en los últimos años en una humanización constante en los animales de compañía. Así lo afirma Osvaldo Rinaldi, director del Colegio de Veterinarios de la Provincia, en diálogo con La Cielo: “es un fenómeno nuevo que lo estamos viendo en la clínica diaria, por eso el llamado de atención, una alerta para que se discuta en las casas”. Pero, ¿qué sucede con la humanización de las mascotas?
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La humanización de mascotas: las consecuencias
Humanizar es el acto de hacer humano a otra especie o a algún objeto inanimado. Rinaldi expresa cómo ocurre en los animales: “la humanización o antropomorfismo es determinar ciertas conductas o actitudes que tienen los seres humanos y atribuírselas a las mascotas, como perros y gatos”. No obstante, expresa qué ocurre cuando dentro de los grupos familiares el rol del perro o el gato es muy importante, o un “integrante más de la familia”: “lo sometemos a determinados tipos de conducta que no son propias de la especie”.
El veterinario y director de la entidad máxima provincial expresa que ante la humanización, las mascotas “no pueden expresarse libremente de acuerdo a su característica propia de la especie, lo que acarrea problemas de salud y conducta. Puede repercutir negativamente”.
En este sentido, las consecuencias negativas consisten en que los animales no pueden expresarse libremente de acuerdo a las características que tiene la especie en cuestión, aunque Rinaldi aclaró: “esto no se puede generalizar, estamos alertando que vemos casos esa dependencia humano-animal, animal-humano, se vuelve dañina, tanto para el ser humano como para el animal”.
Sin embargo, deshumanizar a las mascotas no significa olvidarlos: “esto no implica que no los cuidemos o que no los amemos, el amor por los animales de compañía implica no olvidar en ningún momento que pertenecen a una especie distinta a la nuestra y tienen sus propias necesidades“. En este sentido, Rinaldi expresa las 5 libertades esenciales para los animales.
Las 5 libertades esenciales de las mascotas
Según el director del Colegio de Veterinarios de la Provincia, estas son las 5 libertades esenciales de los animales de compañía:
- Alimentación y acceso al agua libremente: en caso de que no se cumpla estaríamos hablando de maltrato animal.
- Alimentación apropiada.
- Garantizar una buena salud, básicamente, concurrir con frecuencia al veterinario.
- Preservar el bienestar emocional, ya que el entorno familiar complicado repercuten de forma directa en el animal.
- Permitir que se expresen libremente de acuerdo a las características propias de la especie en cuestión.
En definitiva, el veterinario especialista resaltó la importancia de tener un equilibrio entre el cuidado y la libertad de respetar las características propias de cada especie. Además, refuerza la idea de consultar al veterinario siempre que sea necesario.
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