El coronavirus golpeó las puertas de la provincia de Buenos Aires hace prácticamente 14 meses. En ese lapso de tiempo contagió a 1.2 millones de personas y se llevó las vidas de otras 32 mil. A pesar de esos datos luctuosos, las autoridades provinciales tienen motivos para ver el vaso medio lleno.
La explicación surge de comparar esos mismos datos con los relevados en otros países. Porque, más allá de cualquier polémica, lo cierto es que los registros públicos bonaerenses no sólo son bastante precisos sino que se actualizan muy rápidamente.
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Hay que recordar que en Septiembre del año pasado, y en medio de una polémica por la “incorporación” de tres mil personas fallecidas a los registros oficiales, las autoridades Sanitarias bonaerenses calculaban que recién “a fines de 2021 o comienzos de 2022” iban a estar publicados esos datos.
Los procesos de digitalización de la información permitieron hacerlo mucho antes. Y permiten responder algunas preguntas.
Un ejemplo claro surge al cotejar la cantidad de personas fallecidas por cualquier causal a lo largo de 2020 y contrastarlas con la de un período de referencia, que en el caso de la Provincia es el promedio de los cinco años previos (2015 a 2019). Ese ejercicio permite reconstruir lo que se denomina “exceso de mortalidad“ y que responde la pregunta en torno a si muere más gente por la pandemia que sin ella.
En el caso de Buenos Aires, esos datos muestran que hubo un 12 por ciento más de personas fallecidas en 2020 que en todo 2019. La diferencia es el equivalente a las casi 33 mil personas que perdieron la vida hasta el 31 de diciembre pasado.
El viceministro de Salud provincial, Nicolás Kreplak, lo explicó hace prácticamente dos meses, pero la noticia pasó casi inadvertida.
“Nuestra provincia tuvo un 12% de exceso de mortalidad y todo por coronavirus. Esto se da porque el sistema no colapsó y porque la vigilancia activa fue muy eficiente”, señalaba por entonces el funcionario provincial.
La segunda pregunta que cabe hacerse es qué significa ese 12 por ciento. En contraste paises de la región estuvieron bastante por encima. Brasil registró un 24 por ciento; Chile un 19 por ciento; Perú un 94 por ciento y Ecuador un 66 por ciento. En la mayoría de esos países se vieron imágenes dramáticas, con el colapso de hospitales y también de cementerios.
En el mismo hilo de tuits, fue el propio Kreplak quien encadenó ambas cuestiones: “esto (el bajo exceso de mortalidad) se da porque el sistema no colapsó y porque la vigilancia activa fue muy eficiente. Si miramos otros países del mundo, vemos que su mortalidad fue mucho mas alta y por diversas causas”, razonó.
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