El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, está en retirada y poco parece importarle el cuidado de las formas. Como ya anticipó INFOCIELO, su salida del gobierno de Axel Kicillof parece ser un hecho a partir del 15 de noviembre.
Lejos de transitar este tiempo con un perfil bajo, el “rambo bonaerense” no para de disparar artillería pesada contra integrantes de su propio espacio político en el Frente de Todos. Este lunes por la tarde, se cruzó con su par nacional de Seguridad, Aníbal Fernández, y echó por tierra las esperanzas de conseguir un mejor entendimiento que con su antecesora, Sabina Frederic.
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A través de una serie de Tweets, contestó con dureza las declaraciones de Aníbal Fernández, quien lo había criticado por sus dichos sobre el conflicto Mapuche en Río Negro y le había marcado la cancha en los límites de su función: “Ni el Presidente ni yo necesitamos ser aprobados por Sergio Berni, con todo el cariño que le tengo” dijo.
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El intendente de Tres de Febrero respaldó los allanamientos y la presión sobre medios que difundieron audios de Karina Milei, en medio del escándalo por coimas.
En tono irónico, Sergio Berni, replicó: “Como de costumbre, siempre tiene razón querido compañero Aníbal Fernández. Ni usted ni el presidente necesitan de mi aprobación. No es mi intención contradecir tan brillante acto de soberbia” lanzó.
La derrota electoral y otro pase de facturas de Sergio Berni
En esa línea de cuestionamientos a propios y extraños, el ministro de Seguridad bonaerense, continuó con sus ataques a Aníbal Fernández y le recordó el resultado electoral de septiembre: “Lamento informarle lo obvio; sería necesario contar con la aprobación y el consenso de la sociedad en su conjunto. Si mis matemáticas no me fallan el 12 de septiembre hubo 16.323.291 argentinos que no aprobaron nuestra gestión. ¿Fui claro? ¿O le hago un dibujito?” lanzó y repitió las palabras del funcionario nacional usadas en el apriete al humorista gráfico Nik.
Mientras define su futuro, Sergio Berni no para de tirarles bombas a sus propios aliados. A esta altura, solo resta saber si Cristina Fernández tiene algún interés en desactivarlas.
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