Organismos de Derechos Humanos que trabajan en cárceles denunciaron que hay más de mil detenidos heridos por la represión que se desató en algunos penales bonaerenses, luego de que estallaran nuevos motines en reclamo a la sorpresiva suspensión de visitas de familiares.
En esa línea se expresó la Iglesia que sacó un comunicado de parte de los Capellanes que trabajan en el Servicio Penitenciario Bonaerense. “Queremos expresar nuestra angustia y profunda preocupación por la penosa situación que nos toca atravesar”, aseguraron.
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“Luego de presenciar momentos de extrema tensión por el reclamo de los hermanos privados de la libertad que comenzó tras la cancelación de las visitas de los familiares, las cuales se retomarán el próximo 14 de noviembre; los representantes de la Iglesia deseamos expresar nuestro dolor ya que entendemos que las situaciones de violencia, no resuelve nada y que significará, en lo inmediato, peores condiciones de detención”, manifestaron en un comunicado.
Los representantes de la Iglesia católica puntualizaron en las condiciones de “hacinamiento y abandono a la que están sometidos” los internos en las cárceles de la provincia y sobre “el doble aislamiento que las personas privadas de la libertad viven tras la decisión de cierre estricto de las cárceles, a partir de la decisión del Gobierno, en medio de la pandemia por Covid-19”.
Los motines en rechazo a la suspensión de visitas se vieron particularmente afectados en las cárceles de Varela, San Martín y Barker, amenazando con extenderse en otros de la provincia. La reacción de las fuerzas de seguridad dejó a un lado el diálogo y reaccionó intempestivamente.
Según José Luis Caligari, de la Red de Defensorías Territoriales en Derechos Humanos sostuvo, las represiones en las cárceles donde se dieron los motines “fue uno de los hechos de violencia más graves del sistema carcelario en democracia”.
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