La empresa Agua y Saneamientos Argentinos S.A. (AySA) es una de las tantas compañías estatales que el Gobierno Nacional de Javier Milei quiere vender. El titular de la empesa, Alejo Maxit, acaba de ratificar esa intención con algunos detalles del proceso. Las repercusiones.
“Se va a privatizar de una manera transparente, de manera que sea lo más irreversible posible”, indicó el funcionario libertario. En declaraciones al diario La Nación, el titular de AySA explicó que su objetivo es vender el 90 por ciento de la empresa, que es la parte que tiene el Estado nacional.
Sus dichos no tardaron en generar repudio y uno de los que le salió al cruce fue Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense. Según él, la privatización “ya sucedió y salió mal, muy mal”.
La privatización en cuestión fue en 1993 y duró hasta 2006. Según Katopodis, en ese periodo “no hubo obras durante años, pidieron créditos que nunca utilizaron para inversión, no se amplió la red de saneamiento ni se mejoró el mantenimiento de la red de agua potable”.
AySA, entre el avance y lo pendiente
En base a los datos recogidos en el Censo Nacional de 2022, AySA tiene mucho por hacer. En el informe de condiciones habitacionales elaborado por el INDEC se ve que solo el 57,8 por ciento de las viviendas de los 24 distritos del conurbano bonaerense tienen cloacas. Además, el 75,2 por ciento tiene agua de red.
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Se trata de dos de los principales servicios prestados por la empresa en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según Katopodis, en los últimos años se hicieron obras para mejorar el acceso a los servicios públicos. “Durante la administración de Malena Galmarini 1.8 millones de personas accedieron al agua potable y 1.3 millones a cloacas“, sostuvo.
Las cifras oficiales muestran que la actual gestión debía seguir avanzando con la expansión de las redes. Sin embargo, los libertarios decidieron cerrar el ENOHSA y privatizar AySA. “El gobierno de Milei condena al Gran Buenos Aires y a las regiones más desfavorecidas del interior a no poder cerrar las brechas de acceso a agua y saneamiento: es una mala idea sanitaria, económica y social”, sentenció el ministro bonaerense.
