El partido ante Quilmes le planteaba un doble desafío al equipo de Pedro Troglio, ya que por un lado buscaba cerrar el torneo como local con una victoria, y por el otro debía hacerlo ante un rival que compartía el fondo de la tabla.
Ambos llegaban en busca de la recuperación, y el Lobo no dejó dudas de quién fue el mejor dentro de la cancha. Ante un rival que no lo inquietó nunca, fue práctico para ponerse en ventaja y terminó ganando con holgura.
Quilmes fue una sombra como durante buena parte del campeonato, pero Gimnasia estuvo lejos de esas dos versiones negativas que supo mostrar: una, la del equipo que genera y no convierte, y la otra, la del equipo que no sabe como llevar peligro.
El Lobo fue efectivo por demás en la primera parte, ya que con solo un puñado de llegadas apeló a la contundencia de su delantero, Pablo Vegetti, ese que llegaba con la pólvora mojada y se destapó con dos goles.
Luego de una primera parte pareja, en la que ciertamente el elenco Tripero había sido un poco mejor pero no había habido grandes diferencias, el nueve del Lobo volvió a golpear de entrada en el complemento y allí se terminó el partido.
El Cervecero, que ya no sabía que hacer luego del primer gol, sintió el golpe y terminó de desaparecer del partido. El conjunto Albiazul se adueñó de las acciones y dejó correr el reloj manejando bien la pelota, para consolidar un cómodo triunfo.
Sobre el final, esa efectividad que no tuvo en el torneo y si consiguió hoy en el último partido del año ante su gente se dejó ver una vez más, y tras una genial jugada de Javier Mendoza, Lucas Licht terminó de decorar el marcador desde los doce pasos.
Así, el Lobo lavó la imagen dejada en su última presentación, convirtió tres goles por primera vez en el torneo y llegó a 21 unidades cerrando de la mejor manera, al menos como local, un 2014 que si bien no tuvo un segundo semestre ideal es más que positivo.