Una serie de estudios de peritos forenses buscan determinar si un cráneo hallado en la playa Palo Blanco de Berisso es un resto del cuerpo de Johana Ramallo, la joven desaparecida en julio de 2017, y, pretenden confirmar como fue la mecánica de la muerte con el análisis de un miembro inferior y otro inferior encontrados en agosto del año pasado en esa misma zona costera, informaron fuentes judiciales.
Los informes los van a efectuar los peritos del Cuerpo Médico Forense (CMF) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por disposición del juez federal Adolfo Ziulu.
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Las únicas pericias que existían hasta ahora eran las realizadas en la morgue policial de La Plata cuando aparecieron restos “N.N.” en Palo Blanco, Berisso, hace más de nueve meses, y la pericia de ADN que confirmó su identidad en abril último.
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El objetivo de las pericias actuales -de tanatología, rayos X y antropológicas- es que contribuyan a profundizar en una hipótesis sobre la mecánica de la muerte de la joven platense.
Los grandes interrogantes son: ¿Cuándo y cómo murió Johana? Hasta ahora, lo conocido es lo que declaró hace 15 días el médico que peritó los restos. Citado como testigo en el juzgado de Ziulu, Javier Grubisa -jefe de la morgue policial platense- dijo que la muerte de Johana se puede situar aproximadamente “nueve meses más menos 45 días” antes de su examen de los restos (se hizo el 23 de agosto de 2018), y que el cadáver fue desmembrado “por la acción mecánica de un tercero”.
Según indica el porta medium.com, tanto ese testimonio como las pericias en curso en el CMF abarcan a todos los restos hallados: el miembro inferior ya identificado y un miembro superior que está supeditado a una identificación por ADN. Es que están íntimamente relacionados. Aparecieron -por azar, no como resultado de la investigación- con veinte días de diferencia y a tres kilómetros de distancia entre sí, en una zona costera, expuesta a las crecidas, donde rastrillajes complementarios permitieron recoger también ropa, pelo y el DNI legible de un varón. Los restos fueron peritados por los mismos profesionales de la morgue platense. Pero no fueron cotejados con la búsqueda de una persona desaparecida, ni asociados entre sí en la justicia provincial, ni unidos a la causa federal. Todos los expedientes se acollararon en ese fuero recién en mayo pasado.
En la etapa actual de la causa también testimoniaron un antropólogo que peritó los restos en 2018 en la morgue platense y un hombre que niega haber trasladado en auto a Johana como señaló un testigo que lo ubica como remisero y posible cliente de la víctima.
Johana vivía en una enorme fragilidad social -padecía adicciones y ejercía la prostitución-. Su madre denunció su desaparición el 27 de julio de 2017 a la noche, y reclamó mes a mes por su aparición. El 30 de abril de 2019 recibió la noticia de la identificación. El giro del caso causó conmoción y desconcierto, al destapar una cadena de negligencias que hicieron perder ocho meses de investigación. El hallazgo de los restos se había publicado oportunamente en medios nacionales y locales.
Las circunstancias de la muerte son ahora el eje de la investigación, una pesquisa atípica para el trabajo habitual de Ziulu, titular del juzgado Civil Federal N°2 de La Plata y subrogante del N°1, con competencia penal y electoral. La causa no tiene imputados y mantiene su carátula: trata de personas.
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