El Clásico Platense que tanto debate y entusiasmo generó en la previa fue para Estudiantes. Con un gol de Tiago Palacios en el complemento, el Pincha se impuso en el Bosque y se llevó un partido que será muy recordado en el historial de los clásicos. Se terminó la ilusión de Gimnasia y comenzó el sueño pincharrata.
Durante el primer tiempo el Lobo se mostró más tensionado, incluso ansioso por cortar el juego del Pincha y recuperar rápido la pelota. Por momentos lo logró, pero no pudo ser claro con la tenencia, terminando las jugadas muy exigido y de manera forzada.
Contrariamente, el equipo de Domínguez logró tener mayor fluidez y paciencia. No se volvió loco por recuperar, manejó bien los tiempos y esperó su momento para atacar. Eso sí, le costó ser profundo y preciso de tres cuartos de cancha en adelante, insinuando mucho y generando poco.
45 minutos muy peleados y disputados que recién sobre el final, antes del entretiempo, comenzó a abrirse con un mediocampo que se rompió y jugadas de peligro de un lado y de otro. Allí aparecieron, con mucha seguridad, Insfrán y Muslera, salvando a uno y otro equipo.

Ya en el complemento el Lobo comenzó a crecer en volumen de juego y, con un poco más de pausa y serenidad, manejó algunos pasajes del partido con autoridad, aunque sin mayores riesgos para el arquero uruguayo. Y entre tanto intento y disputa en el mediocampo, finalmente llegó la jugada que rompió el partido.
Arzamendia puso a correr a Cetré y, cuando parecía que Renzo Giampaoli despejaba sin problemas, un error de cálculo lo dejó tendido en el suelo y con el colombiano dentro del área con pelota dominada. Centro fuerte al medio y arremetida de Palacios para vencer al Mono y poner el 1-0 en el marcador. Misma fórmula que en Santiago del Estero.
Aunque el equipo de Zaniratto lo buscó por todos lados, la desesperación le comenzó a jugar una mala pasada y no logró incomodar a la defensa de Estudiantes, que se replegó en el fondo y salió de contra con muchos espacios, generando varias oportunidades para liquidar el partido.
El Pincha volvió a dar una muestra importante de carácter, un paso más camino al título local y a la clasificación a la Copa Libertadores 2026. Dejó en el camino a su rival de toda la vida, amargó la ilusión tripera y sueña con volver a gritar campeón de la mano de Eduardo Domínguez. Esta vez, definirá con Racing en el Madre de Ciudades.

