Marcos Rojo fue el protagonista destacado del último mercado de pases en el fútbol argentino. Si bien Estudiantes lo quiso, el defensor nunca le respondió la propuesta a Verón y si a Riquelme y por eso se convirtió en refuerzo de Boca.
La historia entre el Pincha y el futbolista cambió drásticamente en un año. De ser ídolo y reconocido a principios del 2020 por regresar a préstamo cuando estaba colgado en Manchester United, a ser criticado en enero de esta año por elegir al Xeneize cuando quedó con el pase en su poder.
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Tras 19 años en la elite, el hooker más emblemático de la selección argentina disputó su último partido en el club de La Plata donde nació deportivamente.
Después de la novela del mercado de pases, y tras inclinarse por Boca, tras el llamado y la propuesta de Juan Román Riquelme, Marcos Rojo se lesionó y estuvo varias semanas marginado.
Justamente ante River, en el clásico de la Copa 2021 de la Liga Profesional, el defensor sumó sus primeros minutos, debutando con la camiseta Xeneize. Desde entonces sumó mayor protagonismo y se metió en el equipo de Miguel Russo.
En sus primeras declaraciones ante la prensa, desde que llegó a Boca, Rojo expresó “estoy contento, estoy feliz acá. Me encontré con un club grandísimo, me encontré con grandes personas. Volví a jugar al fútbol. Es una alegría. Quería volver a jugar en Argentina”.
Y agregó: “soy muy feliz, tomé una decisión muy acertada. Los compañeros me trataron de diez desde que llegué”.
Por último se refirió al llamado de Riquelme y aclaró que “venía hablando desde hacía tiempo, me había comentado que le gustaría que venga a jugar a Boca. Yo quería volver a jugar en Argentina y él hizo fuerza para que yo hoy esté acá. Me demostró las ganas que tenía de que yo esté acá”.
