Veintidós años. ¿Sabés lo que es eso? Es una vida. Una foto de octubre de 2003 volvió a recorrer las redes en las últimas horas y detuvo el tiempo: allí está José Sosa, flequillo amambrunado, la mirada enfocada en un duelo entre Diego Cagna (de Boca) y Marcos Gelabert. Claro: está con la camiseta de Estudiantes. Andaba por los 18 años y con toda una carrera que no conocía por delante.
Ni él imaginaba cuando se crió gambeteando en Carcarañá llegaría a jugar 303 partidos con la camiseta del León. Que levantaría Copas, que jugaría en la Selección Argentina y que dos décadas después, se mantendría así de vigente.
Con 40 años, Sosa está lejos de referirse a una despedida. Habla de seguir. “No analicé aún la posibilidad de dejar el fútbol. Disfruto mucho todavía levantarme temprano e ir a entrenar. Todo lo que me tocó vivir en esta vuelta al club no tiene comparación”, dijo hace unos días en Radio Provincia.

Y claro. ¿Por qué cortar el sueño? Su vínculo con el club estará por extinguirse, sí, pero el Príncipe abrió su corazón: desea renovar con Estudiantes para 2026. Y no está solo en ese anhelo. Una encuesta de Cielosports realizada hace tres días mostró que el 68% de los hinchas quiere su renovación. No por nostalgia: por convicción.
“Es importante para las exigencias de los entrenamientos, para el manejo del vestuario. Y es importante también porque es una figura muy representativa en el plantel y para la gente misma con el sentido de pertenencia que tiene”, dijo Marcos Angeleri, adelantando que el tópico de la extensión del vínculo está siendo tratado.
Renovar será apostar nuevamente por él. Por el Principito de aquella foto del 28 de octubre de 2003. El que todavía siente que le queda algo más que decir. Y quizás por eso emociona tanto: porque José Sosa sigue siendo ese pibe de ese JPG de hace 22 años. Vigente como nunca.


