Mientras el dolor se encarnaba en los futbolistas de Gimnasia, que caían desplomados, agotados y también decepcionados por la ilusión que se acababa de escurrir, los hinchas reaccionaron de la mejor manera. Abrazando desde las gradas a un equipo que coqueteó hasta hace poco con la pérdida de la categoría, pero que llegó a las semifinales del Torneo Clausura a pura enjundia.
El “Gim-na-siá”, así, con la “a” acentuada. El aplauso generalizado. Con tristeza, claro. Con bronca. Con enojo por haber perdido un Clásico Platense justo en esta instancia. Pero también con entendimiento del contexto. De que el esfuerzo que hicieron los futbolistas que dirige Lucho Zaniratto fue lo que permitió que después de sufrir para asegurar la permanencia, GELP estuviera ahí compitiendo por una estrella.
Desde los cuatro costados la reacción fue idéntica. Palmas. Aplausos de consuelo para esos chicos que dentro del campo de juego lagrimeaban, caminaban con la cabeza gacha. “Dale Lobo”, tronó en las gradas. “Dale Lo, dale Lo, dale Lobo, dale Ló”. ¿Cómo no? Si este equipo ganó cinco partidos consecutivos después de estar cerca de las brasas del fondo de la tabla anual, y se reinventó.
Por eso el reconocimiento. El gesto. El mimo desde afuera para los que adentro intentaron pero no pudieron alcanzar la definición en Santiago del Estero. Aunque sí cambiaron la imagen para que el arranque del 2026 tenga otra impronta. Y eso fue lo que agradeció ese aliento.

