Los Clásicos están hechos para jugarse, para disfrutarse, pero esencialmente para ganarse. Lo dicen los más experimentados. Y en este derbi decisivo entre Gimnasia y Estudiantes habrá un crack con pedigrí por lado. De los que entienden de qué se trata y que ya fueron determinantes en distintas instancias.
Lucas Castro, 36 abriles, metro ochenta y dos, es un ejemplo de ello. La joya de Los Hornos jugó seis derbis y en uno de ellos, el del Apertura 2024, fue clave en el resultado. En el Bosque, en aquella igualdad 1-1, el Pata jugó 68 minutos antes de ser reemplazado por Norberto Briasco. Antes, marcó el primer gol del encuentro que terminó empatado (Luciano Giménez hizo el gol agónico).

El abrazo que se dio una vez finalizado el encuentro de cuartos de final con Nelson Insfrán fue señal de cómo vive esta clase de circunstancias deportivas. El Mono contó que la conclusión que sacó junto a Castro es que necesitan más desahogos de este estilo. Y querrán dar el paso adelante.
Pero, claro, enfrente estará José Sosa. Cuarenta abriles en el lomo. Seis victorias en 13 Clásicos Platenses, dos derrotas, cinco empates y un par de goles también importantes, como en todo match de esta índole. El primero de ellos fue en 2003, hace ¡22 años!: a los 10 minutos del partido hizo el 1-0 que terminaría siendo definitivo. ¿El otro? Hace poquito, en 2024, cuando se sumó en la red para meter de penal el 4-1 final.
Mientras el Principito dejó en claro su deseo de seguir, que cuenta con la bendición del club, ahora tiene por delante una nueva oportunidad de refrendar su importancia histórica. Dentro de la cancha, con la posibilidad de meter a Estudiantes en una nueva final y con el objetivo trazado de completar el año con una victoria que le dé al club otra estrella.


